A lo largo de estos años de practica clinica, dividir el proceso en fases me ha permitido tener mayor claridad con las expectativas que los padres traen a consulta, como las que experimenta la persona adolescente cuando deciden iniciar un proceso psicoterapéutico, y por supuesto, es una herramienta que te recomiendo, porque te da orden y un marco en el proceso que propongas, además de mejores resultados terapéuticos.
Son cuatro las fases que puedes proponer en tus procesos a los padres y a los adolescentes, te explico:
Fase 1: Valoración (padres y adolescentes)
La fase de valoración es crítica para establecer una base sólida para el proceso terapéutico. En la primera sesión, se reúne información de los padres o cuidadores, lo cual es esencial para entender el contexto familiar y social del adolescente. La inclusión de pruebas psicométricas en esta fase añade un nivel de objetividad que permite al terapeuta identificar patrones y áreas de preocupación que pueden no ser evidentes en la entrevista clínica.
Investigaciones demuestran que una valoración exhaustiva, que incluya tanto entrevistas como pruebas psicométricas, aumenta la precisión en el diagnóstico y la efectividad del tratamiento (De Los Reyes et al., 2015). Además, la participación de los padres en esta fase inicial es fundamental para fomentar su colaboración y apoyo continuo, lo cual es crucial para el éxito del tratamiento (Shirk & Karver, 2006).
Fase 2: Devolución y marco terapéutico
La fase de devolución de resultados es fundamental, ya que marca el punto en el que comunicas al adolescente y a sus padres los hallazgos obtenidos durante la fase de valoración. Este momento no solo sirve para clarificar el diagnóstico y los factores implicados en la problemática del adolescente, sino que también establece las bases para la intervención terapéutica y la colaboración de todas las partes.
Fase 3: Alfabetización emocional
La alfabetización emocional es un componente clave en la terapia con adolescentes. Esta fase se centra en enseñar tanto al adolescente como a los padres a identificar y entender las emociones. Aprender a reconocer las emociones en sus manifestaciones físicas, cognitivas y conductuales permite al adolescente desarrollar habilidades de regulación emocional.
La investigación respalda la importancia de la alfabetización emocional. Adolescentes con una mayor capacidad para identificar y etiquetar sus emociones tienden a tener mejor salud mental y relaciones interpersonales más saludables (Flynn & Rudolph, 2014). Además, la enseñanza de estas habilidades a los padres también es crucial, ya que mejora la dinámica familiar y reduce los conflictos relacionados con la incomprensión emocional (Gottman et al., 1997).
Fase 4: Inicio de Psicoterapia
Tras la valoración y la alfabetización emocional, comienza la fase activa de la psicoterapia. En este proceso, eliges el enfoque y técnicas terapéuticas para diseñar tu intervención. Un ejemplo, seria Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) o aquella técnicas terapéuticas en las que has sido formado y diseñas un plan de tratamiento.
La TCC se ha demostrado eficaz en el tratamiento de una variedad de trastornos en adolescentes, incluyendo ansiedad, depresión y conductas disruptivas (Reinecke, Dattilio, & Freeman, 2003). Este enfoque ayuda a los adolescentes a desarrollar habilidades para manejar pensamientos y conductas disfuncionales, promoviendo una mayor adaptación al entorno.
Recuerda que cada fase del proceso cumple una función para intervenir en el motivo de consulta del adolescente y dinámica familiar, enseñando herramientas útiles para afrontar esta etapa de la vida. si eres psicólogo y trabajas con esta población, seguir un enfoque estructurado y basado en la evidencia asegura el máximo beneficio para el adolescente y su entorno familiar.
Con amor,
Diana Aguirre
Psicoterapeuta para adolescentes
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